César Gutiérrez

Hasta el momento todo indica que Dina Boluarte sobrevivirá en la Presidencia de la República por el blindaje que le brindarán diversas bancadas en el Congreso, literalmente estará a cargo de un gobierno zombi.

Los que ayer celebraban los allanamientos en palacio cuando Pedro Castillo ejercía la presidencia, y se encontraban fajos de 20,000 dólares, hoy se horrorizan, hacen malabarismo jurídico y con circunspección mencionan que se ha cometido un exceso cuando se hace lo mismo con la mandataria actual.

Mantener la gobernabilidad le llaman, monserga ya escuchada cuando se presentaron mociones de vacancia contra Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra. Cuando le tocó el turno a Pedro Castillo, se decía que se estaba salvando la democracia. Prédica de acuerdo con el gusto de los beneficiarios de turno.

Ahora que se ha pasado del gobierno precario al zombi, emergen tres interrogantes: ¿qué se espera en la economía?, ¿quiénes se beneficiarán de esta situación caótica?, y ¿que nos espera en las próximas elecciones generales?

De la economía no podemos esperar más que seguir la inercia heredada y esperar que los precios internacionales de los productos exportables nos resulten favorables. Tener expectativas de incremento de la inversión privada para la recuperación económica suena a utópico, y respetar la disciplina fiscal es difícil de creer.

Mantener los equilibrios macroeconómicos sería bastante pedir, aunque me saltan serias dudas luego del retroceso con la cuantía del crédito con la Municipalidad de Lima, que se multiplicó 3.5 veces respecto a lo que se sostenía inicialmente, o con la autorización de una transferencia de 100 millones de soles para la construcción de un estadio en Ayacucho, donde es obvio que hay otras urgencias que atender.

En conclusión, los beneficiarios serán todos aquellos que puedan ejercer presión sobre el gobierno a través del desacreditado Congreso. Se presionará por: leyes a la medida, preferencias presupuestarias, estabilidad de ministros en sus cargos, imponer funcionarios públicos en los más altos cargos y escamotear denuncias de los affaire habidos y por haber.

En el contexto reseñado lo que nos espera para las próximas elecciones es, la apuesta por un candidato radical o un outsider populista.