La gestión de las empresas del sector electricidad no solo se miden por las cifras de los estados financieros, sino también por la calidad del servicio que prestan, que resulta muy visible en las distribuidoras por redes, que son las que interactúan con el consumidor.

El regulador Osinergmin, publica periódicamente estadísticas sobre la calidad brindada por cada empresa, que se expresa entre otros por la cantidad de interrupciones de servicio y su tiempo de duración. De lejos, las 11 empresas distribuidoras estatales (atienden al 68% de consumidores del país) que están en la esfera del holding estatal FONAFE, son las que exhiben los peores resultados.

El origen del problema está en la falta de inversiones en redes de distribución y transmisión a su cargo, que excede la responsabilidad de sus directorios, pues por los usos y costumbres heredados desde hace 24 años en el FONAFE y en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), no se les permite invertir. Para entenderlo hay que remontarse al origen del holding estatal que data de septiembre de 1999 (ley 27170).

El espíritu de la ley citada era de la creación de un ente administrador de todo aquello que no se había podido privatizar, luego que en 1995 el “fujimorismo” decidió paralizar la transferencia de estatales al capital privado, en un momento que lanzaba a su alfil Jaime Yoshiyama, como candidato a la alcaldía de Lima. Se temía al rechazo ciudadano por la actitud altanera de los conductores de las privatizadas, tanto de origen español como chileno.

En el MEF la tradición no solo los ha llevado a seguir pensando que las estatales se pueden privatizar, recortándole las inversiones que deben realizar, sino a usar las utilidades para el financiamiento del Presupuesto General de la República. En el 2023 se legisló exigiéndoles la transferencia de 400 millones de soles (MMS/.), y este año la han incrementado a 1,000 MMS/. Voracidad presupuestívora.

Esperar un cambio de actitud sobre el manejo de las distribuidoras eléctricas estatales es una utopía, pero pueden promover el ingreso de capitales de terceros para que hagan y administren las inversiones faltantes. No es una venta de activos sino la oportunidad de inversión y gestión de infraestructura por crearse.