La participación de la generación eléctrica con recursos energéticos renovables (RER) en la atención de la demanda desde siempre ha tenido que enfrentar resistencia de los tradicionalistas, los que operan la producción de gas natural (GN) y las termoeléctricas que usan este energético como como combustible, a los que yo denomino “los fósiles”.

Desde hace dos años se han presentado diversos proyectos de ley en el Congreso, que al final se han consolidado en uno solo que fue dictaminado en la Comisión de Energía y Minas del Congreso en mayo del año pasado, pero que hasta el momento está en lista de espera para ser debatido en el Pleno.

El proyecto aprobado tiene como uno de sus puntos centrales introducir un tercer bloque horario, a los dos existentes actualmente, que permitirían a las generadoras solares vender energía a precio muy competitivo, 58% menor al promedio mensual del parque hidrotérmico actual.

Desde la presidencia del Comité de Operación Económica del Sistema (COES) se ha lanzado la sentenciosa afirmación que el ingreso de más generación RER no se traducirá en menores tarifas para el consumidor regulado, y hablando en difícil para el ciudadano de a pie, ha citado la teoría marginalista utilizada en los cálculos anuales de las tarifas de generación que hace el Osinergmin. El mensaje es: “si quieren discursear de precios bajos las RER no son el camino”.

Un comentario sobre lo mencionado, el precio de la energía producida, desde el año 2007 que se realizaron las primeras licitaciones exitosas, tiene cerca de 90% de ponderación de lo ofrecido por los ganadores de los procesos de competencia y no del cálculo de Osinergmin.

El efecto de los bajos precios de las RER que se obtendrían de aprobarse la ley en tránsito en el Legislativo, se verá en la medida que se vayan venciendo los contratos vigentes entre productores (generadores) y distribuidores.

Podemos entrar al detalle para predecir desde cuándo y en que magnitud se verá el efecto de precios bajos en los consumidores regulados, pero donde no hay duda del beneficio inmediato será en los consumidores que tienen acceso al mercado libre, es decir aquellos con demanda superior a 200 KW (equivale a 200 hogares).

El tema de la generación RER no solo se debe ver en el ámbito tarifario, sino en la oportunidad de inversiones en proyectos innovadores como los del amoniaco verde (NH3V), donde hay dos variables en juego: 1) que el costo de la electricidad tiene una altísima ponderación en el precio del amoniaco, que puede llegar hasta el 81%, y 2) que la electricidad producida tiene que provenir de fuente RER.

En el Perú hay más de un interesado en desarrollar plantas de NH3V con capacidades de producción del orden de 250,000 toneladas al año, que implican inversiones de 550 millones de dólares, y que requieren electricidad de generación RER con capacidad de 320 megavatios (MW). Nuestro país tiene gran atractivo por los altos rendimientos demostrados para producción de energía eólica en la región Ica (Marcona) y energía solar en la región Moquegua.

La pugna por la aprobación de la ley mencionada en el Congreso, que luego debe ser refrendada en el Ejecutivo, se está librando entre grupos de interés privados, y donde el gobierno a través del Ministerio de Energía y Minas, viene siendo ninguneado.

Corresponderá al Ministro de Economía y Finanzas, José Arista, que tiene experiencia política luego de su paso como Gobernador Regional de Amazonas, buscar la correlación de fuerzas necesarias para la aprobación de la ley, para que las inversiones fluyan en la generación de electricidad.