La semana pasada culminó con turbulencias entre Palacio de Gobierno y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), donde el titular Alex Contreras (AC), demostró que le ha tomado apego al cargo.

Presenciamos pieza teatral de cuatro actos con final abierto: 1) visita a la presidenta Dina Boluarte de los ex ministros de economía: Luis Carranza y José Arista, 2) mañanero mensaje por WhatsApp de AC anunciando su renuncia a periodistas del diario La República, 3) tensa calma durante todo el día, y 4) AC anunciando al cierre de la tarde que no ha renunciado, pero eludiendo responder si le han renovado la confianza.

Es evidente que hay movidas que se está trabajando en el gobierno para su relevo. Ni la presidenta Boluarte, ni el Premier Otárola, han dicho palabra alguna, no hay respaldo explícito. Es el momento propicio para cambios radicales en el gabinete ministerial.

En el MEF hay innegable responsabilidad de las pésimas cifras económicas con las que se cerró el 2023, pero no es todo, la falta de confianza para el sector privado proviene de diversas carteras, siendo la más saltante la de Energía y Minas. Si la dupla Boluarte-Otárola quiere evitar que su gestión se vaya al despeñadero, tienen que hacer un cambio de rumbo.

El Ejecutivo y el Congreso han caminado aliados en algunas causas-en esta breve columna no haré juicio de valor de ellas- como: Sunedu, nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional, nombramiento del Defensor del Pueblo, suspensión de la Fiscal Benavides, indulto de Alberto Fujimori y postergación del debate para definir la situación de la Junta Nacional de Justicia.

En todas las casos citadas la cuota de votos de Perú Libre y los satélites formados por su desintegración, ha tenido un rol importante; y es la razón del cuoteo ministerial, en empresas e instituciones públicas; lo que es origen de las tendencias estatistas y de poca seriedad en el manejo del aparato gubernamental que generan desconfianza en la inversión privada.

La presidenta y su Premier tienen que pensar que hay una mayoría en el Congreso que supera los 65 votos que puede respaldarlos en la conformación del gabinete que pueda atraer inversión, única manera que se cumpla su deseo que este año sea de la recuperación económica.