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DESENTRAÑANDO LA CAJA NEGRA DE PETROPERU. Capítulo I

Prolíficos en promesas y escasos en logros.

Publicado: 2023-11-19


César Gutiérrez y Fernando De la Torre

El tema del petróleo en el Perú ha trascendido los siglos del XIX; XX y XXI, siendo parte del debate político desde 1911, por una discrepancia sobre los aportes minúsculos al Estado por parte de los titulares de las áreas de explotación, primero la inglesa London Pacific Petroleum Co y luego la estadounidense, International Petroleum Company (IPC). Divergencias que escalaron en conflicto en el tiempo, y fueron materia de promesas electorales en 1962 por el candidato Fernando Belaunde Terry, que devino en incumplimiento y fue el detonante de un golpe militar en 1968 que expropió la IPC y creó en 1,969 la estatal Petroperu.

En la década de los 90 la mal llamada privatización de la empresa (i.e. la venta de activos y unidades de negocio se llama liquidación) mantuvo el debate en el terreno político. A partir del 2001 la preocupación medioambiental a nivel mundial fue creciente y llevó a que en nuestro país, en marzo del 2006, se pusieran exigencias a la cantidad de azufre en las emisiones del petróleo diésel 2 (ley 28694). Meses después, en julio del mismo año, se promulgó una normativa de Fortalecimiento y Modernización de Petroperu (ley 28840).


El cumplimiento de la ley 28694, obligó a que Petroperu emprendiese en el 2006, el Proyecto de Modernización de Refinería Talara (PMRT), mientras que la ley 28840 motivó el interés de la empresa por ingresar al rubro de exploración y explotación.

Hoy, ambos temas son materia de preocupación, en el primero de los casos por haberse destinado hasta el momento al PMRT, según cifras oficiales la suma de 6,218 millones de dólares (MMUS$), lo cual constituye la causa raíz del recurrente déficit de capital de trabajo que la empresa viene registrando desde el inicio de la obra, alcanzando los 1,537MMUS$ al tercer trimestre de este año (apenas 11 meses después de haber recibido del MEF 1,100MMUS$ como aporte extraordinario de capital) y cuya depreciación explica en parte las pérdidas acumuladas por 530 MMUS$ a la misma fecha.

Por su parte el interés de ingresar a los campos productores, también se ha convertido en un tema discutible dado que la empresa promotora de exploración y producción, Perupetro, lo está haciendo con un evidente favoritismo que no debería practicar, incluyendo el cambio de reglas de juego y hasta de miembros del directorio para asegurar el resultado deseado.

En este contexto, el presente informe, apunta a desentrañar las realidades y posibilidades futuras de la petrolera estatal, analizando la información que es cuantiosa, pero cuyos puntos trascendentes ameritan ser escudriñados, pues hay mucho de verdades ocultas como en las cajas negras utilizadas en la aviación.

El desarrollo se hará por capítulos tomando como referencia inicial los estados financieros al tercer trimestre del 2023 (EEFF III T 2023), que muestran una situación muy complicada para la empresa.

PETROPERU UNA EMPRESA EN CUIDADOS INTENSIVOS

Apenas a un año de haber recibido del MEF salvavidas por 2,382 MMUS$ (incluyendo los 1,000MMUS$ de aporte extraordinario de capital en octubre 2022), unas cuantas cifras en MMUS$ contenidas en los EEFF III T 2023, son elocuentes: pérdida neta de 530, pérdidas operativas de 395, pérdida en el margen bruto de 188 y déficit de capital de trabajo de 1,537.

Por el lado comercial las cifras tampoco son nada auspiciosas, el análisis elaborado por el propio Petroperu de los EEFF II T 2023, nos indican que su participación en el mercado es de tan solo 27%, cuando tradicionalmente era del orden del 50%. En el tercer trimestre la situación ha empeorado.

La visión de las calificadoras de riesgo tampoco ayuda, pues está en la categoría de “grado especulativo” (desde posición 11 a 22). Para emisiones a largo plazo, Fitch & Rating (F&R) la califica como BB+ (posición 11) y Standar & Poor´s (S&P), como B+ (posición 14). Para emisiones a corto plazo el deterioro en la percepción de riesgo también está presente con la reciente rebaja hecha por PCR de la calificación del Primer Programa de Instrumentos de Corto Plazo de “peE” a “pe1-”, y la Solvencia Financiera de la Empresa de “peE” a “peAA-”, al tiempo de modificar la perspectiva de “Estable” a “Negativa”

En el contexto reseñado se ha de desarrollar el análisis de la empresa comenzando por un breve recuento del libreto de la comedia preámbulo de la tragedia:

1. En mayo 2022, ante la crisis de liquidez causada por la drástica caída en ventas y el agresivo incremento en gastos a partir de abril 2022 (i.e. desde el ingreso de la administración liderada por el ex decano de la facultad de economía de la UNMSM), la empresa pidió ayuda al MEF y éste le dio un préstamo por 750MMUS$ (a pagarse en Dic 2022 pero luego refinanciado a Dic 2024) y una línea de documentos cancelatorios para pagos de impuestos y gastos de importación por 500 MMS/. (132 MMUS$) Esto supuestamente solucionaba la crisis.

2. En octubre 2022, sin explicación técnica alguna, PETROPERU volvió a pedir ayuda y el MEF le dio un regalo de 1,00MMUS$ del dinero de todos. Esto supuestamente ponía punto final a todos los problemas.

3. Desafiando la aritmética del MEF, a fines de junio 2023 PETROPERU volvió a reportar un grave déficit de capital de trabajo por 1,328 MMUS$, evidenciando que luego de pagar proveedores y reponer inventarios, había vuelto a abusar de las líneas de crédito de corto plazo para financiar ese barril sin fondo llamado Nueva Refinería Talara (NRT).

4. En setiembre 2023 (i.e. un mes antes de la publicación en octubre de los EEFF al 30 de setiembre) el directorio (con dos economistas designados por el MEF entre sus miembros) volvió a pedir ayuda al MEF, sin la más mínima explicación de lo que habían hecho con los 1,000MMUS$ recibidos en octubre 2022 y nuevamente sin un plan de lo que pretendían hacer con 5,573.5 MMS/. (1,522 MMUS$), en dinero fresco y 750MMUS$ en condonación/capitalización de deuda que ahora estaban pidiendo.

Ante la reacción adversa de la prensa y la ciudadanía, PETROPERU sacó un comunicado precisando que (i) contaba con los recursos para terminar el proyecto Talara “con su propia caja” - como si el referido déficit de capital de trabajo no existiese - y que (ii) el dinero que pedía era para pagar proveedores y comprar inventarios a fin de, una vez más, “salvar al país” de un "grave desabastecimiento” en el mercado de combustibles (en realidad cada vez menos grave en su potencial impacto y duración en la medida que la participación de mercado de la estatal va disminuyendo).

En otras palabras, la empresa necesitaba otro regalo del MEF (en adición a los 1,000MMUS$ de octubre 2022) para cumplir con el objeto social de su Estatuto (operando como importador/distribuidor de combustibles), mientras que para terminar Talara no necesitaban ayuda. Esto revelaba ignorancia (o negación) de que el “déficit de capital de trabajo” a junio 2023 era el monto invertido en Talara desde octubre 2022 (luego de malgastarse el regalo del MEF) usando las líneas de corto plazo de los bancos y el dinero proveniente de las ventas de inventarios cuya compra no había pagado aun a sus proveedores.

Concurrentemente, PERUPETRO, el MEF y el MINEM afirmaban que PETROPERU estaba en condiciones de asumir la operación (incluyendo inversiones CapEx recurrentes mínimas) de los lotes 192, I, VI y Z-69 (antes Z-2B).

ANALISIS Y DISCUSION GERENCIAL A SETIEMBRE 2023: EL PRETEXTO DE MOVILIZACIONES SOCIALES Y FENÓMENOS CLIMÁTICOS

Al haber perdido vigencia y credibilidad la fábula que culpaba de todos sus males a la gestión octubre 2021-marzo 2022 la empresa ha adoptado ahora un discurso de victimización como argumento, y dentro de las excusas por los pésimos resultados al III T. se hace alusión a los conflictos sociales y lluvias e inundaciones, como limitantes a la movilización de combustibles para la venta en provincias.

El mercado de combustibles en general si se vio afectado por los eventos sociales y climatológicos del período enero-marzo de este año. Según el Sistema de Control de Órdenes de Perdido (SCOP) de Osinergmin, en el período mencionado la demanda consolidada disminuyó respecto al mismo mes del año anterior de la siguiente manera: en enero 14%, en febrero, 9% y en marzo en 4%.

Desde abril, la caída se fue atenuando, con una singularidad en junio, pero en los meses de julio y agosto se superaron los consumos de los meses correspondientes del 2022. Es decir, enero-marzo tuvo influencia, pero de allí hacia adelante no hay argumento que valide lo afirmado por la empresa.

Pero no solo las cifras agregadas le quitan argumentos a Petroperu, sino sus propios guarismos los desmienten. Las ventas medias en miles barriles diarios (MBD) son contundentes: en el I T se vendió 87, en el II T lograron 98 y en el tercero, cayeron estrepitosamente a 67; mientras que desde el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), el ministro Oscar Vera, funcionario de la empresa destacado al ministerio, afirmaba que su principal unidad productora la Nueva Refinería Talara (NRT), estaba al 100% de producción.

LOS EEFF FINANCIEROS MUESTRAN UNA SITUACIÓN GRAVE

Contraviniendo la lógica microeconómica más básica (i.e. a menor precio, mayor demanda), la estatal reportó una pérdida de 188MMUS$ a nivel de margen bruto (i.e. ventas menos costo de ventas) en forma SIMULTANEA a las caídas en ventas y participación de mercado descritas líneas más arriba.

En otras palabras, PETROPERU habría optado por la venta de productos a precios inferiores a su costo y aun así habría terminado vendiendo menos (en dinero y barriles) en el III T que en los anteriores dos trimestres. Mucho ha tenido que ver la alta cantidad de residuales producidos dado que las unidades de craqueo catalítico y Flexicoking no operaron, mientras que el ministro Vera, afirmaba que operaban al 100%.

El incremento en gastos financieros aunado a su abultada planilla y otros costos fijos a nivel de gastos de venta y administración, se tradujeron en una pérdida de 530 MMUS$ y el concurrente deterioro en el capital de trabajo con un déficit tres veces mayor a la referida pérdida.

Ahí la explicación estaría en los 1,227MMUS$ de incremento en los pasivos corrientes de diciembre 2022 a setiembre 2023 y la simultanea disminución por 138 MMUS$ de los activos corrientes. Lo paradójico de todo esto estaría en el pedido de nueva ayuda al MEF alegando falta de líneas de crédito de bancos y proveedores, aun cuando el valor de los inventarios al cierre del III T era 70% menor al monto adeudado a los proveedores de esos inventarios, mientras que la deuda de corto plazo a bancos mostraba un incremento del 30%.

En otras palabras, la empresa estaría usando las líneas de crédito de bancos y proveedores para financiar sobrecostos en la nueva refinería, así como para cubrir las pérdidas que sus ventas por debajo del costo le estarían generando; esto sin objeción alguna de la JGA (i.e. MEF y MINEM), el directorio o la CGR.

Con 4,300MMUS$ de deuda estructural junto al déficit de capital de trabajo por 1,537MMUS$ y un ratio deuda/patrimonio de 2.43x (el promedio de la industria a nivel global es de 0.5x con un máximo histórico de 0.9x y el máximo permitido en el crédito CESCE es 2.5x) la viabilidad de PETROPERU como negocio en marcha estaría en manos del MEF (pero COMO APORTE no reembolsable).

En otras palabras, ES IMPOSIBLE que la estatal sobreviva los próximos 90 días sin ayuda, aun con la asignación “a dedo” de lotes petroleros (cuya operación demanda un capital de trabajo mínimo que PETROPERU no tiene ni como efectivo ni como líneas de crédito reales o potenciales). En cuanto a la posibilidad de un nuevo salvavidas por parte del MEF sería irresponsable y hasta ilegal dárselo sin saber antes que hizo con los previos 1,000MMUS$ y que planea hacer con lo ahora le puedan dar como nuevo regalo del tesoro.


Escrito por

César Gutiérrez

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