El titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Alex Contreras, siempre solícito a los micrófonos y las cámaras, acaba de declarar con entusiasta voluntarismo: “queremos que Petroperu sea una empresa autosostenible y eficiente”. Se remite al enésimo anuncio de reorganización que se viene repitiendo desde diciembre del 2013, esta vez nada menos a cargo de la consultora Arthur D. Little, pontificadora de la faraónica inversión hoy llamada “Nueva Refinaría Talara” (NRT).

La consultora siempre optimista, apuesta a que dos hechos revertirán la calamitosa situación actual: la obtención de un mayor margen operativo (ingresos brutos-costos operativos) y el beneficio de la renta petrolera por operar los lotes cuyos contratos vencen entre octubre de este año y mayo del próximo (VI, Z-2B y X). Estas son las premisas del ministro Contreras para las próximas decisiones a tomarse en el Ejecutivo.

Lo importante es evaluar los supuestos que devendrían en la autosuficiencia de la petrolera estatal. Se tiene que empezar por remontar la situación actual reflejada en los estados financieros (EEFF) al II trimestre de este año: déficit de capital de trabajo de 1,328 millones de dólares (MMUS$), que es 8 veces que el que tenían al cierre del 2022, resultado operativo de -327 MMUS$ (los ingresos no cubren los gastos operativos) y el resultado neto ha sido de -380 MMUS$; al 31 de diciembre del 2022 según los EEFF sin auditar, se registraron pérdidas por 278 MMUS$.

Se afirma que en septiembre se tendrá operativa al 100% la NRT y con ello el margen mejorará, aquí hay un tema por aclarar. En el hecho de importancia reportado a la Bolsa de Valores de Lima (BVL) en la página 12 se menciona que: “se continúa evaluando diferentes alternativas de financiamiento para el cierre financiero de la NRT”. Es decir, no ha sido suficiente el financiamiento desembolsado hasta el momento que ha ascendido a 6,218 MMUS$. Desde el MEF deben precisar: ¿cuánto es el monto requerido?, ¿se hará otro préstamo o aumento de capital con fondos públicos?

Sobre el propósito de entrega directa a Petroperu de los lotes mencionados hay dos temas pendientes, uno de naturaleza legal y otro financiero. Sobre el primero se requerirá una ley aprobada en el Congreso o en su defecto un Decreto Legislativo por delegación de facultades por parte del Legislativo, y sobre el segundo, es necesario absolver una interrogante ¿qué monto se requerirá para revertir la producción declinante de los lotes que hoy solo producen en conjunto 19 mil barriles diarios (MBD), siendo necesarios 34 MBD para tener los márgenes de utilidad esperados en la NRT?

Ampliando sobre el tema legislativo, a la fecha Petroperu tiene solo autorización del Congreso para intervenir en la operación del lote 192, y en cualquier lote adicional es aplicable la ley 30873, que señala que solo puede participar como socio. Esto trae por los suelos el deseo de otorgarle directamente los lotes. La consecución de un socio no es tarea fácil, ya en el lote 192 tiene dificultades con la empresa Altamesa, es improbable que en los meses que faltan consigan alguno, salvo que saquen haces bajo la manga como han hecho con el lote 8, ubicado en la región Loreto.

Lo que más llama la atención es la ausencia de opinión de la supuesta derecha parlamentaria, no se escucha comentario alguno desde las bancadas de Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular. ¿será acaso parte del contubernio con Perú Libre y Dina Boluarte?, ¿el manejo de la caja fiscal no importa porque quieren seguir gobernando hasta julio del 2026?

La falta de crítica no solo está presente en la clase política, extraña también la tibia posición de los gremios empresariales, no se percibe el desgarro de vestiduras que le son típicos cuando el Estado empresario asoma.

En resumen, la complacencia que linda con la complicidad con el gobierno es lo que estamos viviendo, que quede constancia.