En el cuarto trimestre del año 2016, cuando estuvieron en operación las centrales hidroeléctricas de Cerro del Águila y Chaglla, que incrementaron la capacidad (potencia) de oferta en 969 megavatios (MW) se inició una campaña mediática que afirmaba que existía sobreoferta desde casi todos los frentes, con voceros oficiales y oficiosos el mensaje era: “no construyan más centrales que ya hay demasiadas”.

El pregón se basada en comparar oferta y demanda en términos de capacidad, la diferencia parecía ser más que elocuente. En solitario en este diario y desde esta columna afirmaba dos hechos: 1) que en la contabilización del excedente no se mencionaba que existían 2,500 MW que solo podían operar con diésel 2, cuyo costo de operación era 7 veces el de las centrales a gas natural, y 2) que la comparación entre producción y consumo debería hacerse por energía producida y no por capacidad.

La entrega de energía al sistema toma en cuenta: la disponibilidad de agua de las hidroeléctricas, que las termoeléctricas operan a cerca del 80% de su capacidad y que las estadísticas señalaban indisponibilidades altas de operación. En esas condiciones preveía que hacia el 2021 se iba a tener que operar con las centrales a diésel ubicadas en Mollendo a Ilo. Por supuesto que el negacionismo estuvo a la orden del día.

La pandemia del Covid del 2020 produjo un descenso en el consumo de energía de 7.1% respecto a lo registrado en el 2019 y de 10.1% respecto a lo que se había proyectado para ese año. Por tanto, mi mensaje que sonaba a apocalíptico, no se iba a cumplir. Sin embargo, la recuperación de la economía del 2021, el magro crecimiento del PBI del 2022 y el estimado para este año, ha hecho sonar las alarmas, y desde el operador del sistema (COES) se lanza el mensaje que se necesita oferta de bajo costo para el 2026.

Actualizando cifras, si hablamos en términos anuales, con la oferta de renovables en construcción y el consumo proyectado, el próximo año el equilibrio de oferta de bajo costo y demanda ya es precario, y en el 2025, se tendrá déficit hacia el mes de septiembre, que es el momento de menor cantidad de lluvias (estiaje). Tal como vienen las cosas en ese momento pasaremos a consumir electricidad en base a diésel.