INCOMPETENTES EJECUTIVOS DE REPSOL TENSAN RELACIÓN CON ESPAÑA
España es el país con el mayor stock de inversión extranjera directa en el Perú, 18% del total, nada menos que 4,983 millones de dólares (MMUS$), y la relación de sus empresas con la nación ha tenido sus altibajos. No deja buen recuerdo las declaraciones de un ex presidente de Telefónica del Perú SAA, cuando a mediados de 1,996, a raíz de la venta de ADR en la Bolsa de Nueva York por 1,000 MMUS$ donde la demanda superó largamente a la oferta, que originó algunas críticas fuera de lugar, señaló que “éramos muy provincianos”, siendo el punto de partida para una muy mala percepción ciudadana de la empresa, que fue restituyéndose cuatro años después con mucho esfuerzo.
Hay buen recuerdo cuando a partir del año 1,999 la empresa Endesa España, principal accionista en Perú de la distribuidora Edelnor (hoy Enel Distribución) y las generadoras Etevensa, Eléctrica de Piura y Edegel (hoy Enel Generación); empieza a revertir el clima de confrontación que había producido la administración de su antecesor con ejecutivos chilenos.
Menciono solo dos hitos, de varios suscitados en el trajín de las empresas españolas en Perú, pero nunca ha habido una situación tan grave como la del reciente derrame de petróleo crudo ocurrido en el mar de Ventanilla, el pasado día 15 de los corrientes, en una descarga en un terminal marítimo de Refinería La Pampilla SA (Relapasa), propiedad mayoritaria de la española Repsol.
Hecho gravísimo por el inocultable daño ecológico producido, cuyas imágenes generan indignación, que se acrecienta ante las declaraciones en primer término de la Gerente de Comunicaciones y Relaciones Institucionales y luego del presidente de Relapasa, negando responsabilidad y tratando de endilgársela a la Capitanía del Puerto del Callao, a cargo de la Marina de Guerra del Perú.
Hay responsabilidad que no pueden eludir, no solo en el derrame, también por informar a las autoridades con retraso y peor aún por el deficiente plan de contingencias. El malestar generado puede derivar en: impedimentos de salida del país o prisiones preventivas de ejecutivos extranjeros de la empresa, embargos de cuentas y de considerar a la empresa como tercero civilmente responsable. De hecho, esto resentirá la relación España-Perú