La posibilidad que Pedro Castillo (PC) sea proclamado Presidente de la República, ha generado pavor en sectores empresariales- aunque algunos ya coquetean con él furtivamente-y de ciudadanos que por la prédica que el “comunismo” se apodera del Perú, se han sumado en la campaña que pide nulidad de las elecciones y “auditoría” de la OEA. Denegadas estas posibilidades en el terreno legal, quedan dos alternativas: una en el terreno de las formalidades y otra en el fáctico.

En las formalidades, la única posibilidad que PC no sea proclamado es que ocurra otra ausencia en el pleno del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Sobre la manera como se produciría ésta tiene diversas teorías conspirativas, desde otra declinación de un miembro, hasta otras propias de algunos “thrillers” de Netflix, como: Scandal, Borgen o House of the Cards. La realidad muchas veces supera a la ficción, así que no hay que descartar nada.

En el terreno fáctico, en discursos y en redes sociales, donde la graduación se hace en Twitter y la meritocracia se logra por el adjetivo más peyorativo hacia al enemigo-no hay adversarios-, se afirma que no se “permitirá que el profesor asuma la presidencia”.

La pregunta es ¿cómo se hará? ¿Marchas pacíficas multitudinarias como las conducidas por Andrés Manuel López Obrador contra Felipe Calderón en México 2006, o las de Juan Guaidó contra Nicolás Maduro en Venezuela, entre el 2019 y 2020? En ambos casos, la “calle se cansó” y el objetivo no se consiguió. Una respuesta podría ser, que se hará al estilo de las huestes acicateadas por Trump en enero de este año, tomando el Capitolio; que en este caso sería el Palacio Legislativo de la Plaza Bolívar.

No me imagino a los oradores del “no permitiremos” en una marcha donde haya que tomar medidas de fuerza, y fluye otra interrogante ¿quién lo hará? ¿Serán los abanderados con la Cruz de Borgoña y su parafernalia de la “guerra de los 100 años”? De ser así, no enfrentarán a la “guardia obrera” del gremio de construcción civil de la CGTP, sino los “macheteros” de las rondas campesinas.

Los que vivimos en el mundo de las realidades y no de las suposiciones, estamos viendo una incitación al enfrentamiento violento. La democracia tiene sus formas y hay que respetarlas.