REFERENCIAS HISTÓRICAS PARA LOS FRENTES EN CONFLICTO
Venezuela de hoy y Chile de 1973 aportan grandes lecciones
El desenlace del “ballotage presidencial” no se ha producido, y aunque todo parece indicar que Pedro Castillo será proclamado, es preferible la cautela hasta que haya pronunciamiento oficial. Mientras tanto, las afirmaciones que se hacen sobre el futuro económico, son conjeturas, la direccionalidad la sabremos cuando exista un gabinete juramentado.
La economía y la política en este caso no irán por cuerdas separadas, la discusión se centra sobre el modelo de desarrollo. En situaciones similares la historia nos deja grandes enseñanzas. Me voy a referir a dos procesos, guardando las distancias sobre el carisma y la formación política de las personas que citaré: Chile 1973 y Venezuela 1999-2021.
Chile de 1973 nos proporciona ejemplos para cada línea de tendencia política. Lo peor que le puede ocurrir a un gobierno en ejercicio, es la polarización al interior, y eso fue lo que le sucedió a la coalición gobernante de Unidad Popular (UP), liderada por Salvador Allende. Él apostaba por implementar el socialismo siguiendo ciertas formalidades de la democracia, mientras que en las antípodas se situaban corrientes que exigían mano dura. El resultado fue un gobierno dubitativo, débil, inmerso en una gran crisis económica, que derivó en golpe de Estado.

Cuando veo las pugnas en Perú Libre entre partidarios de Vladimir Cerrón y los que aconsejan a Castillo de alejarse de él, recuerdo a la chilena UP de 1973 es inevitable.
Los llamamientos locales a militares a nombre de la defensa contra el “comunismo”, me recuerda a la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), liderada en Chile en 1973, por Orlando Sáenz Rojas, conspirando el golpe de Estado, primero con la Marina, luego con la Fuerza Aérea y finalmente con el Ejército; “era la única solución” dijo cuatro décadas después, para agregar que se retiró en 1974 de colaborar con gobierno de Pinochet por la vulneración de los “derechos humanos”, para dar sentenciosa afirmación: “el general consideraba a los desaparecidos como bajas de guerra”. Lección, cada especialidad que se desempeñe en su ámbito.
Los 22 años de “chavismo” en Venezuela, también nos deja enseñanzas y en este caso, en el comportamiento de la oposición. La competencia de egos, deviene en división y en debilitamiento ante una dictadura. Para enfrentar al inicial autoritarismo de Hugo Chávez en el año 2000, se forma el movimiento Primero Justicia, liderado por Julio Borges, que convocó a dos jóvenes impetuosos y carismáticos: Henrique Capriles y Leopoldo López, que hicieron carrera como alcaldes, pasando a segundo plano a Borges, pero compitiendo luego entre ellos, que no ha permitido tener un núcleo sólido contra la dictadura de Nicolás Maduro. En la derecha peruana, lo que queda es un fujimorismo debilitado y un López Aliaga, que aún no consolida un partido, el resto son individualidades con desgastada presencia mediática.

No es la única lección que nos viene de tierras llaneras, hay otra que hay que tener muy en cuenta, que la llamo: “la calle se cansa”. Es lo que le pasó a Juan Guaidó, proclamado en 2019, Presidente de la Asamblea Nacional y Presidente de la República Interino, reconocido por gobiernos de 60 países nada menos, pero que no tuvo la estrategia para abordar el poder real, las marchas multitudinarias se fueron menguando, hasta que el desaliento las desapareció. Es lo que deben tener en cuenta los movilizados a favor de una nulidad de elecciones, (Keiko ya no está en primera línea), que dicen haber desplazado de las calles, al menos en Lima, a la izquierda; la convocatoria a marchar no tiene la misma acogida en el largo plazo.