En su presentación ante el Congreso de la República el pasado día 11 de los corrientes, el señor Walter Martos, que oficia de Premier, hizo afirmaciones y promesas medioambientales; para satisfacer a una parte de la tribuna que no es muy numerosa, pero que tiene gran influencia mediática nacional e internacional.  

Me referiré a las promesas, que han estado centradas en los compromisos adquiridos por nuestro país en la vigésima primera Conferencia de las Partes (COP 21), desarrollada en París en diciembre del 2015, consistente en una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para el año 2030.

Imprescindible analizar detalladamente los compromisos, para entender que estamos hablando de cosas mayúsculas a nivel internacional, donde el cumplimiento será un referente para ser considerados país serio.

LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE Y LA COP 21

En septiembre del 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 sobre el de Desarrollo Sostenible, estableciendo 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que están: la eliminación de la pobreza, la igualdad de la mujer, el trabajo decente y crecimiento económico, entre otros. A cada uno de ellos les asignó un numeral, correspondiendo el 13, a la Acción por el Clima, que se refiere al Cambio Climático (CC), producido por los Gases de Efecto Invernadero (GEI).

Este objetivo, fue alineado e impulsado en el Acuerdo de París (AdP) de la COP 21, que entró en vigor en noviembre del 2016, luego de ser ratificado por 195 países, entre ellos el Perú.

El AdP estableció como meta que al final del milenio, la temperatura de la tierra esté por debajo de 2ºC respecto a la era preindustrial (1850-1900). Para ello en el 2030, cada país adquirió compromisos de reducción de GEI, que se denominan Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (iNDC), a este tema se ha referido el señor Martos en su mensaje de investidura en el Congreso, prometiendo compromisos que exceden a los que se ofrecieron en el AdP.

LAS CONTRIBUCIONES NACIONALMENTE DETERMINADAS DEL PERÚ

El ofrecimiento original peruano, bastante optimista, fue que, en el año 2030, se reducirían los GEI en 20% respecto a lo que se tendrían si es que no se tomara ninguna acción, en terminología ambientalista la inacción se denomina Business as Usual (BaU). Hubo un compromiso de adicionar 10% a la reducción, con la condición que se contara con el apoyo internacional. Es decir, se podría llegar en extremo a 30% de reducción.

Es importante cuantificar estas cifras, según el Ministerio del Ambiente (Minam), al cierre del 2019, los GEI en el Perú llegaron a 226 millones de toneladas equivalentes de CO2 (MMTNC02e), de las cuales la operación de las centrales de generación eléctrica aporta el 5% (11.3 MMTn), el transporte el 10% (22.6 MMTn) y la deforestación es la que produce el mayor impacto, con el 51% (115.3 MMTn).

Los GEI proyectados por el Minam para el 2030, en un escenario BaU, llegarían a 298.3 MMTn, y la reducción prometida del 20% significarían 59.66 MMTn.

Al 2019, los GEI en conjunto del sector generación electricidad y el transporte, fueron de 33.9 MMTN. La promesa al 2030, equivale a que todo el sector eléctrico y de transportes actuales tuvieran cero emisiones y aún, faltaría reducir 25.76 MMTn más. Imposible de cumplir

LA PROMESA IRRESPONSABLE DE WALTER MARTOS

El señor Martos dijo en el Congreso que al 2030, las iNDC pasarían de 30% a 35%. Si 20% es un imposible de cumplir, el 35%, que equivale 104.4 MMTn, es una quimera. La cifra equivale al 91% de las emisiones de GEI de la deforestación del 2019. Eso significaría que la depredación anual de bosques se reduciría al 9% de los valores actuales.

La interrogante es ¿cómo lo haría? Tendría que incrementarle significativamente el presupuesto al Minam, Osinfor, Serfor, Senace; a la policía, fiscalía y juzgados especializados en delitos medioambientales. Eso está muy lejos de cumplirse con la menguada caja fiscal que quedará después del otorgamiento de bonos que no llegan a todos sus destinatarios; fondos para créditos a empresas y garantías a los créditos otorgados con recursos del Banco Central de Reserva, de los cuales, muchos no serán pagados.

SI QUIERE HACER ALGO ÚTIL EL GOBIERNO QUE EMPIECE CREANDO SUMIDEROS DE GEI

Si algo pueden hacer desde el gobierno, es trabajar en las regiones de Ucayali, Huánuco, San Martín y Loreto, con los palmicultores, para reforestar progresivamente las 2.0 millones de hectáreas (Ha), que se han deforestado en los últimos 20 años.

Hay en las regiones mencionadas 7,200 familias dedicadas a la palmicultura, de las cuales 3,500 no están agremiadas, que es necesario hacerlo para que trabajen con instituciones como la Roundtable on Sustainable Palm Oil (RSPO), que realiza trabajos de trazabilidad para otorgar certificados que garantizan que la cadena productiva no haya utilizado productos provenientes de la deforestación, creando mercado a los pequeños productores.

Los cultivos de palma son sumideros que absorben GEI que es una forma de ir mitigando los GEI. El caso peruano es muy diferente al indonesio o malayo, donde se deforesta inclementemente. Aquí se puede reforestar con el beneficio mencionado, al que se adiciona que es un cultivo rentable y alternativo a la hoja de coca.

Hay que tener mucho cuidado con los cantos de sirena que se empiezan a escuchar internacionalmente, sobre la disminución de los GEI en el 2020, que no vienen a ser otra cosa que producto de la fuerte reducción mundial del aparato industrial, originado por el Covid. Es una singularidad y esperamos que la normalidad retorne hacia el año 2022. En el caso peruano, hay que tener en cuenta que en el período 2010-2019, la tasa de crecimiento de los GEI fue de 3.1% anual.

Imprescindible que el Ejecutivo se ilustre y no haga el ridículo mundial en temas ambientales.