La gestión política ya sea en campaña electoral o en el ejercicio del gobierno requiere de técnicos que tengan el criterio y principios suficientes para satisfacer expectativas ciudadanas, controlar a los opositores ganándoles en la polémica y para enfrentar los fines subalternos que vengan, ya sea de los poderes fácticos o de grupos organizados. Lamentablemente no es lo que estamos viendo en esta campaña electoral por la Presidencia de la República, donde un tecnócrata de larga data, como lo es Pedro Pablo Kuczynski (PPK), se enfrenta a una política sin mayores conocimientos técnicos, que es el caso de Keiko Fujimori. Donde además sus equipos de técnicos están exhibiendo un muy bajo nivel de síntesis y por ende de comunicación que genere empatía con el elector.  

Para llegar al elector o al gobernado se tiene que saber resumir los fundamentos técnicos en discursos cortos, sin modismos propios del sector especializado, pero pronunciados con corrección gramatical, sin perder en ningún momento la rigurosidad. La tarea no es fácil, pues no solo requiere de conocimiento de la profesión, sino también político, cultural, idiomático y de comunicación.

En la campaña en curso, Keiko ha tenido menos deslices que PPK, porque es disciplinada a un libreto y porque sus técnicos han sido muy poco expuestos; salvo Hernando de Soto, que se autoexpone y que con todo sus pergaminos en sus apariciones cometió errores garrafales de discurso político; como referirse al acercamiento a arrepentidos del terrorismo o de mencionar que también podría trabajar para PPK, si éste fuese electo; puesto en “off the record” en la esquina naranja han debido respirar aliviados.

Por el lado de PPK, que venía con fama de tecnócrata, ha habido un cúmulo de fallas, de él y de su principal vocero, Alfredo Thorne. La propuesta del Seguro de Desempleo en lugar de la Compensación por Tiempo de Servicio (CTS), ha sido un desatino, enmendado en el camino sin mayor éxito y la crítica de Thorne sobre el Proyecto Modernización de Refinería Talara, que fue brevísimo, está siendo muy bien aprovechado por el rival para alejarles la posibilidad de votos en el norte, donde más lo necesitan.

Conclusión, no es suficiente ser tecnócrata sino tecnopolítico.