Elocuentes son los resultados electorales del domingo pasado, el 70% de los electores han ratificado su apuesta por el modelo económico imperante desde hace 26 años; mientras una minoría de 30% disiente y tendrá vital importancia en el manejo de la economía. Este porcentaje de la población está ubicado geográficamente en las regiones en donde se encuentran los recursos mineros y las cifras de las preferencias electorales en dicho lugares son abismalmente favorables para aquellos que se han manifestado abiertamente contra las operaciones mineras.  

Los ganadores, la agrupación liderada por Keiko Fujimori, todo hace indicar que tendrá mayoría parlamentaria o en el extremo quedará muy cerca de ella, lo cual no significará ningún obstáculo; los afines al modelo sumarán el suficiente número de escaños que garanticen un manejo del Congreso sin sobresaltos. Esto deberá ser interpretado correctamente pues no deberán actuar desde la capital como una fuerza arrolladora que pretenda imponer las actividades mineras a sangre y fuego. La movilización la manejan los perdedores que han demostrado ser fuertes y hoy están revitalizados por haber encontrado en Verónika Mendoza una líder capaz de aglutinar una izquierda no atomizada. Tiene carisma, buen discurso y genera empatías. Su discrepancia a las industrias extractivas la expresa de manera enfática y serena, no exhibe el verbo encendido de confrontación. Será un hueso duro de roer para las empresas mineras.

Un capítulo aparte merece el candidato Gregorio Santos que ha conseguido una votación mayoritaria en la región de Cajamarca, sede de grandes recursos mineros y que desde prisión, sin posibilidad de hacer campaña, ha ganado dos elecciones, las regionales del 2014 y ésta. Queda clarísimo el mensaje a la minera Yanacocha que el rechazo a sus proyectos no era el capricho de una persona, es un sentimiento regional mayoritario. Tendrán que reinventarse en el largo plazo pues en el corto no tienen futuro alguno.

Para cualquier gobierno que se maneje bajo el actual modelo económico, el no poder desarrollar los grandes emprendimientos mineros, será un gran obstáculo y tendrá que negociar en las regiones para poder desarrollar algunos proyectos y encarpetar otros.